miércoles, 9 de abril de 2014

Un punto de vista diferente de la economía

Hola a todos una vez más!

Han pasado unos días que no publicaba y la verdad que, tras hablar con varias personas sobre las vidas que tenemos cada uno y la situación personal por la que pasan o han pasado, hay muchas veces que nos acordamos de los familiares mas cercanos, esos que en su día nos dieron la oportunidad de forjarnos un futuro y llevarnos por el buen camino, en ocasiones con más o menos posibilidades. Con esta idea se me ha ocurrido un pequeño relato que cuenta una historia muy sencilla para todos aquellos que saben (o incluso no) de los roles que desempeñan algunos personajes en los videojuegos y la similitud con la vida real, que aunque parezca que no, en ocasiones podemos encontrar muchas. No digo mucho más y os dejo con ello y espero que os guste:

Estaba preocupado. A cada día que pasaba, veía como lo que más le preocupaba tiempo atrás estaba convirtiéndose en algo tan real como la vida misma. Se acercó a la puerta de la habitación de su hijo y lo observó mientras el pequeño de la familia se entretenía jugando en su ordenador. El chiquillo tan sólo tenía 8 años, aunque también mostraba una adicción digna de mencionar con tan temprana edad. Nada externo tenía sentido para él. Sin embargo, a pesar de ser tan sólo un niño, querían mostrarle la mala situación por la que estaba pasando su familia y que él, tarde o temprano, tendría que tomar una decisión con respecto a su propia vida, al igual que su padre la tomó tiempo atrás. En su día, él era igual que su hijo: mismos gustos y misma afición, la misma pasión por los videojuegos, pero la crueldad de la vida le hizo cambiar todas sus costumbres, incluso lo que más le gustaba y que ahora, era lo que a su hijo le apartaba de la realidad. Decidió hablar con él:

      —     Hijo, ¿puedes venir al salón, por favor? Me gustaría hablar contigo

      —     Jo, papá, ¿no puedes esperarte 2 minutos? Estoy acabando una misión y no puedo  ir ahora

Aquellas palabras se le clavaron al padre en el alma. A cada instante comprobaba cómo su hijo se encontraba más atrapado en un mundo de fantasía, ignorando por completo todo conocimiento de la realidad.

      —     De acuerdo, allí te espero

Pasaron en realidad 5 minutos hasta que el niño apareció. El padre estaba sentado en el sofá esperándole. Cuando llegó, le vio la cara de enfado que tenía el niño por haber tenido que dejar su partida parada para escuchar el sermón de su padre. Estaba decidido, había que hacer brotar la semilla en aquella criatura.

     Mira hijo, siéntate. Será sólo un momento. Te voy a contar una cosa.

     Espero que no sea un aburrimiento, tenía cosas importantes que hacer — dijo el pequeño a su padre.

El padre se armó de paciencia y esperanza y le empezó a contar. El sermón no sería el esperado por el hijo.

      —     Hijo, ¿tú sabes por qué estamos pasando tan malos momentos últimamente en casa?

      —     Pues no lo sé. En la tele solo se habla de que no hay dinero. ¿Nosotros no tenemos dinero, papá? No entiendo muy bien qué es lo que nos pasa. Hablan de algo que no entiendo…creo que lo llaman “crisis de eco-algo”. ¿Qué es eso, papá?

           Te refieres a la crisis economía, hijo. Verás, a ver cómo te lo explico…estabas jugando a un juego de mazmorras con más personas, ¿verdad?

      —     Sí, ¿por qué?

      —     De acuerdo hijo. Tú has hecho miles de ellas en las cuales, hay varios componentes en tu equipo en la que cada uno hace una función diferente, ¿me equivoco? Por tanto, dime, ¿cuáles son?

      —     Pues el tanque que recibe el daño, el sanador que cura a todos y los que hacen daño, los dps. ¡Yo soy dps! ¡Me gusta repartir mamporros! —dijo el niño esbozando una sonrisa— ¡Ah! ¡Y luego están los jefes de la mazmorra, que son muy difíciles de derrotar porque nos hacen mucho daño a todos porque son nuestros enemigos! Y cuando lo derrotamos, conseguimos mucho dinero dinero

      —  Muy bien. ¿Y sabes que hay muchas cosas en la vida real que tienen esas funciones?

      —     ¿En serio? ¿Cómo qué? — el niño empezó a sentir curiosidad por lo que su padre empezaba a decirle.

      —     Mira, te lo contaré. El tanque es quien debe hacer frente a la mayoría de peligros y conseguir que todo siga en pie mientras él recibe los golpes más duros y lucha por conseguir los objetivos que tienen en común todos. En la vida real, los países tienen una organización que se llama Estado y que pone unas normas que todos tienen que seguir para que puedan conseguir los objetivos que tienen en común todos, que en este caso, y en gran medida, es también dinero. ¿Curioso, verdad?

     —     Pero aún quedan los que nos curan y los que hacemos daño a los malos—dijo el niño como si algo no cuadrase en la historia que le contaba su padre

     —     Tranquilo, todo a su tiempo. La función de los sanadores es mantener a todo el mundo listo para la lucha y ayudando a los tanques para que puedan seguir luchando contra los malos mientras los demás le apoyáis consiguiendo así que derrotéis a los jefes de la mazmorra. Algunas veces lo hacen mejor y otras veces peor, y si no lo hacen bien, hay que cambiarlos por otros mejores que os ayuden a la causa. Porque esa es su función principal, ayudaros a todos. En la realidad, existen unas normas que reciben el nombre de políticas económicas que son las que hacen que el Estado y el resto de personas puedan seguir con su lucha personal para defender ese dinero que tienen y que a veces, pueden hacerlo bien o pueden hacerlo mal, y hay que cambiar esas normas para que sigan ayudando a todos. ¿Interesante, verdad?

     ¡Vaya, que casualidad! Pero papá…¿y los dps que nos dedicamos como yo a pegarle a los malos?—la cara del niño había pasado en ese rato de total enfado a la de curiosidad

     Pues verás. Como tú has dicho, os encargáis de ayudaros mientras lucháis contra los malos para conseguir vuestro objetivo y poder celebrarlo consiguiendo el botín, que es vuestra recompensa y así mejorar todo lo que tenéis para seguir derrotando a jefes más fuertes. En la vida real, esos son los trabajadores, entre los que me incluyo yo, y que luchamos día a día ayudándonos entre todos para que nuestro equipo salga adelante y podamos conseguir el dinero para seguir viviendo nuestras propias vidas y mejorarlas para el día de mañana afrontar problemas más difíciles que los actuales. ¿Ves el parecido tan grande?

     Vale, pero te has equivocado en una cosa papá—el niño empezaba a pensar en lo que le estaban contando. El padre estaba consiguiéndolo— el jefe malo que hay que derrotar no aparece en esa historia, así que el juego no se parece en todo lo que me cuentas sobre la vida real.

     Te equivocas. Ese jefe malo al que se enfrenta el  tanque y contra el que todos vosotros lucháis y los sanadores os ayudan a ello, es lo que llamamos crisis. El Estado tiene que enfrentarse contra ella y es un enemigo que le va a dar golpes muy fuertes y que si las políticas económicas no son buenas y los trabajadores no unimos fuerzas, todo se destruye, y se acabó la partida. El mundo es mucho más serio de lo que parece y, aunque poco a poco vamos consiguiendo derrotar a la crisis, hay muchas personas que lo están pasando muy mal, y nosotros también lo estamos pasando mal hijo, por lo que necesitamos relevos, algo que en el juego no hay y en la vida real sí. Esos serán los que luchen contra los próximos malos que intenten derrotarnos, y que cada vez serán más fuertes. Piénsalo hijo, todos crecemos y empezamos a tener problemas que hay que solucionar por nuestra propia cuenta para unir fuerzas con los demás y salir adelante. Piénsalo, sólo te pido eso.

El padre se levantó ante la mirada perpleja de su hijo y se dirigió a la cocina a preparar un café. No sabía si lo que acababa de hacer era lo correcto.

     Papá, dime una cosa —el niño se había asomado por la puerta de la cocina y aún miraba atónito a su padre — ¿yo soy ese relevo?

     No hijo—al oír aquello, supo que sus palabras habían llegado a lo más profundo de la mente de su hijo, aflorando la semilla que tenía plantada tiempo atrás — En realidad, vosotros sois el futuro.

Estas fueron las palabras que hicieron que con una temprana edad viese la vida con otros ojos. No dejé mi pasión, pero descubrí que tenemos que prepararnos desde nuestros comienzos para llegar a ser el fruto del mañana. La esperanza de mi padre en mí hizo que aquella comparativa se grabase en mí con fuego. Muchos años después, lo recuerdo con él a cada instante que podemos porque será una faceta bonita de nuestra vida. Gracias a Dios, tiempo después de aquello, salimos de aquella indeseable crisis que nos azotaba desde varios años atrás y los ánimos que me dio mi padre a lo largo del tiempo hicieron de mí una persona luchadora y con ganas de emprender y autosuperarme. Conseguí formar mi empresa y hasta hoy, no me arrepiento de ninguno de los pasos que di hasta llegar donde estoy. Todo conseguido con esfuerzo y trabajo duro. No olvidaré nunca lo que hizo mi padre. La decisión de sentarse frente a un niño y hacerle pensar, se convirtió en el mayor logro de toda su vida, y eso que era un empresario de gran éxito y tenía suficiente con sus complicaciones. Por ello, seguí su senda y es mi orgullo y siempre se lo agradeceré.


Espero que os haya gustado y recordad una cosa: lo más importante es no perder nunca la ilusión por hacer algo y que si alguna vez alguien nos quiere dar una lección, hay que tomarla con la mejor de las intenciones y quién sabe, tal vez mañana esta te sirve para poder ver la vida con otros ojos. Muchas cosas serán las que se interpongan en nuestro camino, pero habrá que afrontarlo y conseguir seguir adelante. Es una buena lección que hasta quien menos te lo espera te la puede dar.




Nos vemos!!

PD: Se lo dedico a un colega que aportó su confianza hace poco contándome su experiencia de la vida de cómo con un gran esfuerzo y sacrificio ha conseguido bastante y, a pesar de las trabas que surgían en su camino, consiguió salir adelante y le sigue poniendo cada día más empeño a todo lo que hace. Gracias Abel, muy grande! Espero con impaciencia tu obra! =D

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